Muchas ciudades sufren, a menudo, atascos en sus vías de circulación. Aumentar el número de carriles no soluciona esta realidad, que además empeora la calidad medioambiental y crispa a la ciudadanía. Para encontrar una solución que alivie este tipo de problemas surgieron, en los años 70 en Estados Unidos, los primeros carriles exprés o de acceso de reservado, que vuelven a sonar con fuerza entre las ideas prioritarias para mejorar la movilidad urbana en las grandes urbes europeas en la actualidad.
La idea consiste en reservar un carril durante las horas punta para vehículos compartidos o transporte público, con un mínimo de dos personas a bordo.
Esta medida busca racionalizar el uso de infraestructuras. La experiencia de París, que implementó este sistema en su carril de circunvalación (boulevard périphérique) con resultados claros, sirve de ejemplo.
Entre las ventajas probadas tras la implantación de este tipo de medidas se encuentran una mayor eficiencia en desplazamientos al reducir el tráfico global, el ahorro de tiempo real y una movilidad más sostenible al fomentar el transporte colectivo.
Sin embargo, esta medida no está exenta de controversias, ya que muchos conductores lo consideran una ventaja solo para quienes pueden compartir coche o acceder al transporte público para sus desplazamientos.
Las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona han comprobado cómo la introducción del carril bus ha supuesto una mejora general en el ámbito de la movilidad, y sirven de ejemplo para otras ciudades a la hora de tomar decisiones estratégicas en esa línea.
Son sistemas rápidos de implementar, ya que suponen transformar (y no añadir) carriles de circulación. En palabras de expertos en movilidad, su mayor ventaja es su versatilidad: se puede maniobrar en función de las franjas horarias, las circunstancias de la carretera o las condiciones climatológicas, entre otros factores.
No obstante, no es suficiente con introducir este cambio. Estos nuevos modelos de movilidad urbana implican un reto y una curva de aprendizaje tanto para conductores como para la propia administración pública. En manos de los gestores públicos está reforzar el transporte público, para que sea una alternativa real al uso de vehículos privados. Otro reto está en el control de su uso, a partir de datos reales y con el apoyo de la tecnología (señalética, radares, cámaras, etc.).
Rol clave de la tecnología y la gestión inteligente del tráfico
Para garantizar eficacia y aceptación, los ayuntamientos y empresas proveedoras de soluciones administrativas y tecnológicas deben actuar en armonía:
- Implementar paneles variables e ITS (Intelligent Transport Systems) que regulen el uso del carril según ocupación real.
- Utilizar balizas en el firme, sensores de detección y señalización luminosa para validar el cumplimiento normativo.
- Integrar sistemas de análisis de datos para evaluar la ocupación real de los usuarios, temporización de franjas horarias y los resultados de movilidad urbana.
- Incorporar tecnología eficiente y transparente, como sensores de ocupación, señalización adaptada, sistemas de control remoto.
El carril exprés con acceso reservado representa una herramienta innovadora para abordar atascos crónicos en grandes urbes. Sin embargo, su éxito dependerá de una implementación técnica sólida, transparente y con visión global. Solo con tecnología bien coordinada y una comunicación clara se puede transformar esta medida en un sistema de transporte colectivo más eficiente, sostenible y equitativo.